4.2 Aspectos Sociopolíticos de la comunidad escolar y del currículo escolar

 La influencia del contexto social en el aula

La influencia del contexto social en el aula es clave para comprender cómo se desarrolla el aprendizaje y la socialización de los estudiantes. Desde la infancia, los individuos pasan por procesos de socialización primaria y secundaria, en los cuales la familia, la escuela, los medios de comunicación y el grupo de iguales desempeñan un papel fundamental en la construcción de identidades y valores.

La escuela no solo transmite conocimientos, sino que también refuerza normas sociales y genera dinámicas de inclusión o exclusión. A través del juicio de los docentes y las interacciones entre alumnos, se establecen esquemas de percepción que pueden influir en el rendimiento y en la autoestima de los estudiantes.

Además, el impacto de las redes sociales ha cambiado la manera en que los jóvenes se relacionan, aumentando los riesgos de ciberacoso y modificando los modelos de socialización tradicionales. Este entorno digital, junto con las diferencias de género y clase social, condiciona la forma en que los estudiantes se perciben a sí mismos y a los demás.

Por otro lado, la educación moral y el pragmatismo pedagógico subrayan la importancia de formar ciudadanos críticos y comprometidos. Teorías como la ética del cuidado y el desarrollo moral de Piaget y Kohlberg proponen enfoques para abordar la enseñanza desde una perspectiva que prioriza la justicia social y el respeto por la diversidad.

En definitiva, el contexto social en el aula es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Comprenderlo y trabajar en su mejora es fundamental para lograr una educación más equitativa e inclusiva. 

Métodos Sociológicos aplicados a la educación

El estudio de los métodos sociológicos aplicados a la educación permite comprender la realidad psicosocial del aula y su entorno, incluyendo la familia, la escuela y la comunidad. Como futuros docentes, esta perspectiva nos ayuda a identificar prejuicios, emociones y factores que influyen en la identidad personal y social de los estudiantes.

Desde la macrosociología, se examinan tendencias estructurales que afectan a la educación, como la economía, la globalización y el impacto de la tecnología. Estos fenómenos se estudian a través de estadísticas, censos y encuestas para determinar las variables clave en la educación y la movilidad social.

Por otro lado, la microsociología analiza la interacción entre individuos y cómo estas dinámicas influyen en la construcción de la identidad y las instituciones educativas. Métodos como entrevistas en profundidad y observación participante permiten captar la realidad educativa desde una perspectiva cualitativa. Ejemplos como el estudio de Paul Willis sobre la transición de los alumnos a la vida laboral muestran cómo las expectativas de clase social afectan las trayectorias académicas.

A la hora de realizar una investigación sociológica en educación, es fundamental:

  1. Definir el nivel de realidad social que se quiere analizar.

  2. Formular preguntas e hipótesis sobre fenómenos específicos.

  3. Elegir una estrategia metodológica, ya sea cuantitativa (basada en estadísticas) o cualitativa (centrada en discursos y experiencias).

Los estudios empíricos se organizan en distintos niveles:

  • Hechos estructurados: datos sobre economía, educación y desigualdad recogidos en fuentes oficiales.

  • Opiniones manifiestas: encuestas que reflejan percepciones sociales.

  • Discursos sociales latentes: relatos de distintos grupos sociales interpretados mediante análisis cualitativo.

  • Motivaciones personales: razones y deseos que influyen en decisiones educativas y sociales.

La formulación de hipótesis es clave en la investigación, ya que permite evaluar el impacto de variables como la desigualdad en la educación. A partir de datos estadísticos y estudios cualitativos, se pueden contrastar teorías sobre la relación entre nivel educativo, ingresos y movilidad social.

Finalmente, los métodos sociológicos en educación incluyen prácticas como la observación etnográfica, entrevistas abiertas, grupos de discusión y análisis de encuestas. Cada enfoque aporta una perspectiva distinta sobre la realidad educativa y ayuda a construir estrategias para mejorar la enseñanza y la equidad en el aprendizaje.

Derechos del niño

El reconocimiento y protección de los derechos de la infancia ha evolucionado significativamente a lo largo de las décadas, reflejando un compromiso global con el bienestar de los niños y niñas. En España, se han implementado programas para apoyar a los menores en situación de vulnerabilidad, garantizando que la pobreza o la exclusión social no les impidan desarrollarse plenamente. A pesar de los esfuerzos, cerca del 28,3 % de la infancia española sigue en riesgo de pobreza, lo que indica la necesidad de medidas urgentes para reducir esta cifra en el futuro.

El marco legal que protege a la infancia incluye normativas nacionales e internacionales. La nueva ley de protección integral de la infancia refuerza la formación de profesionales en la prevención de la violencia y el trato adecuado a los menores, además de promover una educación inclusiva. A nivel global, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), adoptada por Naciones Unidas en 1989, establece derechos fundamentales como el acceso a la salud, la educación y la protección, asegurando que los niños y niñas sean reconocidos como agentes sociales con voz propia.

Sin embargo, persisten desafíos significativos en la defensa de estos derechos. Millones de niños en el mundo enfrentan la pobreza extrema, conflictos armados y el impacto del cambio climático, lo que compromete su seguridad y futuro. Aproximadamente 400 millones de menores han sufrido desplazamiento, violencia o explotación en contextos de guerra, mientras que el cambio climático amenaza a más de mil millones con riesgos que afectan su educación y bienestar.

En este escenario, la responsabilidad de garantizar los derechos de la infancia recae en múltiples actores: los Estados deben protegerlos contra abusos y negligencias; las escuelas deben ofrecer ambientes seguros y libres de acoso; y las familias tienen la tarea de asegurar su bienestar emocional y físico. La Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención sobre los Derechos del Niño han sido hitos fundamentales en la construcción de un marco de protección, estableciendo obligaciones que los gobiernos y la sociedad deben cumplir para garantizar un desarrollo pleno y equitativo.

A pesar de los avances, los derechos de la infancia siguen enfrentando amenazas significativas, y es esencial continuar promoviendo políticas y estrategias que refuercen su protección en todos los niveles. 



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